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18 marzo 2023

OBJETIVO CUMPLIDO DE NUESTRO PROYECTO


 Yo corro, Tú donas logra 3.646 euros para PYFANO gracias a su triatlón solidario en Sevilla.  

Todos los miembros del equipo lograron su objetivo finalizando con éxito la prueba deportiva.

El pasado día 4 de mayo siete deportistas amateurs se aventuraron a correr el Triatlón de Sevilla, debutando en este tipo de pruebas. Su objetivo consistía en recaudar la mayor cantidad de donativos posibles a través de un sistema de patrocinadores particulares que aportaban cinco euros.

La cantidad lograda por esta iniciativa solidaria asciende a 3.646 euros, que resulta de sumar todas las pequeñas aportaciones de cinco euros, así como las donaciones en el número de cuenta abierto para la causa. El total íntegro de las donaciones será destinado a la Asociación.

Juan, Fran, Úrsula y Jesús lograron terminar el triatlón sprint, consistente en nadar 750 metros, pedalear 20 kilómetros y correr 5 en el circuito de Sevilla, mientras que Manolo y Ana hicieron lo propio en la modalidad por parejas denominada “Triatlón de la igualdad”.

PYFANO -la Asociación de Padres, Familiares y Amigos de Niños Oncológicos- con sede en Salamanca y cobertura en toda Castilla y León, fue fundada en 2003, federada en 2006 con la FEPNC, y declarada de Utilidad Pública en 2012. Desde la asociación han mostrado su agradecimiento por la ayuda de Yo corro, Tú donas “La Junta Directiva y todos los que componemos PYFANO, agradecemos enormemente vuestra colaboración y esfuerzo realizado, empleando de manera altruista vuestro tiempo y trabajo. Vuestra aportación es muy importante para la continuidad de nuestros proyectos y programas. Gracias por pensar en nuestros niños, sus familias y sus necesidades”


Los que integramos Yo corro, Tú donas queremos dar las gracias a todas y cada una de las personas que han participado en este bonito proyecto, contribuyendo a la superación personal de los participantes, y a lograr una cantidad importante para apoyar una labor imprescindible en nuestra sociedad en este momento.

27 mayo 2013

Dejándome la piel

Al contrario que a Sabela, uno de mis momentos preferidos es cuando nos juntamos todos y empezamos a contar batallitas de cómo han ido los entrenamientos, las dudas que tenemos, etc. A mi personalmente me tranquiliza y hace que me sienta arropado. También es el momento del reencuentro, y para los que vivimos lejos de casa es un motivo más de alegría y por supuesto, de pasarlo bien, que es el principal sentido que tiene el hacer estas, como yo digo, “locuritas” de treintañero. Esta vez tuvimos la suerte de que fueron muchos los amigos que se acercaron a vernos y con los que compartimos el fin de semana. Algunos hacía tiempo que no los veía, por lo que la alegría fue doble, pero también la responsabilidad de hacerlo bien, cuanto menos terminar.
Ya el día de la carrera, después de desayunar el mollete de rigor nos fuimos al check-in del material ya montados en la bici. No sé por qué pero nada más montarme tuve la sensación de que iba a tener un día bueno, me sentía bien, no me dolía nada, estaba descansado y hacía una temperatura ideal. Así se lo dije a Juan, que no sabía cómo iría el resto, pero en la bici lo iba a dar todo. De camino vas pensando mentalmente si lo llevas todo, dónde te habrá tocado, si Úrsula habrá llegado ya, y según te acercas y empiezas a ver gente por los alrededores del circuito, empiezas a notar la tensión y los nervios.
Nada más llegar, me encuentro que un corredor se ha confundido y ha dejado la bici y todas las cosas en mi box. Se lo digo a la organización y se llevan la bici del otro a su sitio, lo que al parecer, después provocó una situación bastante divertida, pero en ese momento no me gustó nada, porque te queda la duda de qué hará este corredor cuando vea que sus cosas no están donde él las ha dejado, si cogerá tu bici o yo que sé qué se le puede pasar por la cabeza, así que sólo queda nadar más rápido que él y llegar antes a la transición…
Después del gran banquete que nos dimos cortesía de Ana y Manolo a base de arroz, pasta y demás hidratos que estaban todos riquísimos nos fuimos ya hacia el Alamillo. Nervios y más nervios… Estaba en marcha el segmento de bici de la distancia olímpica y a mi verlo me pone de los nervios, me activa, pero me pone de los nervios. Últimos abrazos, últimos ánimos de nuestros amigos, 2 minutos de calentamiento en el agua y comprobar que este año está congelada, últimos ánimos entre nosotros y empezamos. Nos vemos en meta.
La natación como siempre…un desastre. Empecé bien hasta la primera boya, donde empiezas a recibir codazos, patadas, golpes…en fin, lo que es un triatlón. Me abro un poco para quitarme del lío y a la mitad del segundo largo me doy cuenta de que estoy tan desorientado que estoy casi en la otra orilla del río. A nadar en diagonal y hacer 50 m. más de los que son…bien, Fran, bien… 18 minutos, no está tan mal para lo que yo soy.
Por fin salgo del agua. Llego a mi box y se disipan mis dudas, todo está en su sitio. Me pongo el casco, las gafas, el dorsal y a empezar a pedalear. Salgo con fuerza, me siento bien y me engancho a un grupo de 12 corredores que están ya en la 2ª vuelta y hago casi una vuelta entera con ellos a muy buen ritmo. Todo va bien, qué día más bueno. Termina la 1ª vuelta y empieza el caos en el punto donde unos van al box y otros siguen con la 2ª vuelta. Del grupo de 12 quedamos 5 y con el caos se me están yendo. Aprieto los dientes, tengo que cogerlos. Llegamos a la rotonda del Alamillo, en la curva los tengo que coger. Entro muy fuerte, demasiado, inclino la bici, arenilla, se me va la rueda delantera y Fran que se va suelo como piloto de motoGP. Dolor, quema, ay! pero no es dolor de huesos rotos. Mi primer pensamiento fue para Pyfano, los niños, la gente que hay detrás de este proyecto, los patrocinadores y que me tenía que levantar y terminar este triatlón como fuera. El 2º fue pensar, espero que la bici esté bien y pueda continuar. Alguien del público me ayudó a levantarme y me puso las manetas rectas mientras yo ponía la cadena en su sitio. Mis únicas palabras de agradecimiento fueron empújame que tengo que salir. Escuché sus risas. Debió pensar que el golpe me había afectado la cabeza y si por casualidad lee esto, decirle gracias! Nada más ponerme de nuevo en marcha Chuchi me alcanzó. Venía en un grupito, pero se quedó conmigo cuando vio que era yo el que había rodado por el suelo. Me sabe mal porque él también venía bastante bien, pero le agradezco enormemente que se quedara conmigo, que me echara agua en las heridas e hiciéramos los 10 km que quedaban juntos y a buen ritmo. El deporte también es esto. Corríamos por un objetivo y todos nos sacrificamos en algo por ese objetivo. Gracias Jesús.
Empezamos a correr, sólo quedan 5 km pero yo no voy bien, no encuentro el ritmo y me escuecen las heridas. Le digo a Chuchi que se vaya, que llegaré como pueda, me dice que no, hasta que a la cuarta vez entró en razón, me preguntó cómo iba, le dije que bien y se marchó. Intenté seguirlo, pero no pude, así que me limité a no perderlo de vista. En la 2ª vuelta me recuperé, aceleré el ritmo y al final no lo hice tan mal. Meta, orgullo, abrazos y misión cumplida. Me perdí la llegada del resto de compañeros porque fui a la ambulancia a curarme las heridas, así que ya sabéis, el año que viene tenemos que repetir porque quiero veros llegar. Yo prometo no caerme.
Después tocó celebrarlo con una cenita y una entrega de premios genial, como es ella, Sabela. Ella no corre, aunque todo se andará, pero su labor en el grupo es fundamental. Sin ella esto no sería posible. Guardo las medallas de chocolate a pesar de que el calor sevillano las quiera fundir.
Y desde aquí darle las gracias a Pyfano por su labor y las facilidades que nos han dado para que el proyecto saliera adelante, a todos los que os acercasteis a darnos ánimos, a todos los patrocinadores y sobre todo a mis compañeros de locura. A Juan y Chuchi por todas las cosas que compartimos y las que quedan por compartir, a Úrsula por su forma de ser, por su alegría contagiosa que no deja que nunca te vengas abajo, a Manolo por ser más que un amigo y a Ana, mi hermana salmantina en Sevilla por todo su apoyo incondicional. No se puede encontrar en el mundo mejores personas que vosotros.
Fran

05 mayo 2013

Un tio con suerte


Siempre me he considerado un tío con suerte. Lo digo porque afortunadamente estoy sano, mi familia también, no tengo grandes problemas en mi vida, me dedico a lo que me gusta y tengo gente alrededor que me quiere y me lo demuestra.
Tengo suerte y soy consciente de ello y es la razón por la que creo que siempre he sentido un pellizco en el corazón con los que no son tan afortunados.
Un accidente, una enfermedad, complicaciones económicas… son cosas de las que nadie estamos a salvo independientemente de su tipo de vida.

También soy optimista: cuando una lesión me impide salir a correr me borro cualquier lamento pensando que lo mío se pasará en un par de semanas pero que hay gente que nunca podrá calzarse unas zapatillas aunque quiera.
Todo esto es el germen de YO CORRO, TÚ DONAS.

Y soy un tío con suerte porque tengo unos amigos que me arropan y me acompañan. Este proyecto ha servido para juntar un poco de dinero y que se conozca la labor de Pyfano, pero también para que ocho amigos hayamos estado durante tres meses al pie del cañón con entrenamientos, preparaciones, una web, tocando puertas y generando ilusión.

En unas horas pondremos nuestras cabezas y cuentas en orden y os contaremos con detalles cómo fue la carrera. Ahora hay que descansar y reponernos que mañana es lunes y bay que trabajar.

Doy gracias a la gente que nos ha patrocinado, a los que nos han ayudado a dar a conocer esta locura y a los que nos han felicitado por intentar hacer del mundo un lugar un poquito mejor.
Pero sobre todo doy las gracias a Ana, Sabela, Úrsula, Manolo, José Luis, Fran y Juan porque me han regalado su bien más preciado: su tiempo.

Jesús.

30 abril 2013

Hasta aquí hemos llegado

Y ha sido largo el camino....Cuatro meses entrenando hasta hoy. Se acabó. Ya no habrá más entrenamientos. Empezamos el principio del fin. Martes de madrugón para finiquitar mi preparación en Salamanca. Ahora revisar la meticulosa lista de equipaje, esa en la que está incluida la ilusión, la alegría, el empeño y también las dudas, la ansiedad, los nervios.
Han sido horas en la piscina, miles de pedaladas y cientos de zancadas para descubrir si este es el límite.
Creo, sinceramente, que lo terminaré. Cierto es que en el tramo de agua el factor psicológico juega un papel fundamental pues cuando las fuerzas flaquean tiendes a hacer mal las cosas y cometer errores que desemboquen en ansiedad y en el río no es como la piscina, no hay boyas a tu lado ni pared a la que agarrarte. Tienes que seguir, si o si. No hay elección.
Llego justo en la preparación de la bici, lo reconozco, aquí creo que me pasarán como aviones. Intentaré hacer grupo y llevar un ritmo cómodo que me permita recuperarme del esfuerzo de la natación a la vez que hidratarme y si puedo apretar. Tengo el inconveniente de que mi bicicleta lleva unos desarrollos demasiado elevados, un plato 54 que es como una paellera, una brutalidad de grande. Y aquí puede estar un factor que no depende directamente de nosotros: la mecánica. Sería fustrante tener que abandonar por avería mecánica o por pinchazo. Perder tu objetivo por algo que no es competencia directa tuya resulta brutalmente fustrante.  Pero confiemos por una vez en la buena suerte. Y después, correr. Aquí otra vez tu y tu soledad. A correr!! Saber que te quedan cinco kilómetros para la gloria. El dolor ya es irreconocible, es impúdico.
Beber, hidratarse, correr.... sin más. Y llegar a meta. La Felicidad.
Y habrá merecido la pena, seguro! Por tí, por todo lo que me has animado, por todo los que nos habéis alentado. Por ellos, porque un pequeño grano tienen en su montaña de la felicidad. Y por mí, porque habré cumplido mi parte del trato, porque Yo corro y Tú donas.

24 abril 2013

Sin dolor no hay gloria

He pasado unos días en El Bierzo con mi familia. Es sin duda, la mejor zona de España donde se come. Es posible que esta opinión no la compartais muchos de los que leéis nuestros artículos. Esta valoración la hago porque en mi planteamiento estaba entrenar y disfrutar de mis sobrinos y mis hermanas y mis amigos que son sus maridos. El sábado a pesar de llegar tarde por la noche me levanté con el ánimo suficiente de entrenar en la piscina y fue positivo nadar en medios desconocidos. Pero luego llegó la comida, en el mejor restaurante que yo jamás haya conocido (no voy a dar el nombre porque entonces perderá su encanto)... después llegó la tertulia familiar con un burbujeante refrigerio. Y más tarde, no se donde lo metí, una estupenda cena en una casa de comidas familiar. Esto de entrenar si iba a perder....
Pero no!! El domingo lo tomé como merecido descanso y entre comida y comida tranquilidad y sobre todo darle vueltas a cosas que pueden pasar el día 4 en Sevilla. Entre botillos, pulpo, marquesas..... no podía hacer hueco a otros placeres.... pero tampoco podía olvidar obligaciones. El lunes salí a correr por las calles de la capital del Bierzo y descubrí lugares nuevos y agradables, siempre con las montañas de fondo. Me salió un gran entreno de correr. Pero lo mejor fue el martes. El Alto de Lombillo; ya lo conocía, lo había subido pero ayer me pareció más infernal pero más bonito. Las piernas duras, duras; dolor, sudor... y
duelen más... y con todo el desarrollo quitado ascendía a unos pírricos 6 kilómetros por hora que parecían interminables. Sudor, sudor, me sobra todo, me faltan las fuerzas. Algo más de 3 kilómetros de subida a un porcentaje brutal. Sudor, sed.... no tengo fuerzas... no puedo soltarme los pedales, creo que me voy a caer, pero sigo, sigo, sigo, sigo. Pienso que ellos no se bajarían. Sigo. Pienso en todos los que estáis empujando. Dolor, dolor, dolor, el sudor cae en mis piernas como cataratas. Hago cumbre.... entonces merece la pena ver hasta donde he llegado. Y.... sin dolor no hay gloria.
Juan

22 abril 2013

Esos locos triatletas....


Me acaba de venir a la mente la frase de Obélix después de llevarse por delante a una legión romana, que creo que lo decía por las siglas SPQR de los estandartes que representaban el senado (sono pazzi questi romani, decía que significaba).
Algo parecido nos dicen últimamente a nosotros... Y bendita locura...

He tenido una semana intensa de entrenamientos que quiero continuar con la actual semana  para ir suavizando el ritmo la última semana y no llegar muy fatigado. Todo esto con un triatlón de feria por medio con sus 3 segmentos de comer pescaito, beber rebujito y bailar sevillanas (el más duro sin duda). Y es que después de tantos días de entrenamiento se notan muchas cosas buenas, más que las malas, pero alguna cosilla no tan buena se va sintiendo.

Acabo de llegar de correr un rato y en la ducha me he puesto a hacer inventario de dolores:
Me duele el cuello de la posición en la bici, los hombros y la parte de detrás de los brazos, supongo que de la natación. Me duele el culo del sillín, así de claro os lo digo. En las piernas creo que me duelen todos los músculos. Algunos no sabía de su existencia, pero ya me ha quedado claro que están ahí. 
Muchos conocéis mi rodillas, que crujen al caminar al ritmo de mis pasos...pues os podéis imaginar... ¿Sabíais que en las tibias hay un tendón? Pues hace unos días vino a visitarme y aquí sigue el tío, más pesado que un dolor cuando se hace notar. ¿Y sabíais que existe un músculo tensor de la fascia lata? Pues también lo he conocido, aunque este ha sido más respetuoso que el de la tibia. No os enseño la uña del dedo gordo del pie derecho porque no se si da mas miedo o pena...
En fin, creo que si pones en google dolor hay un enlace que te lleva a mi foto.

Lo gordo es que me siento mejor que nunca. Duermo como un bebé y me noto ágil. Debe ser que sí, estaremos un poquito locos, y como dije antes, bendita locura. Va por ellos.

Fran

20 abril 2013

El triatlón del feriante

Esta semana es la Feria de Abril en Sevilla. Varios días en los que hay que compaginar trabajo (aunque mucha gente lo piense, durante la semana de Feria no hay vacaciones) y diversión. Pero este año también hay que sacar tiempo para entrenar. El compromiso con la causa es máximo. Así que, aunque la noche anterior Ana y yo nos hayamos acostado tarde, a la mañana siguiente como un clavo estaremos en el trabajo. Y al salir de trabajar, iremos rápido a casa, a continuar con nuestro plan de entrenamiento, a ponernos el bañador para zambullirnos en el agua, a coger la bici para pedalear con energía, a calzarnos las zapatillas de correr e ir al parque a hacer unos kilómetros o, incluso a combinar varias de esas actividades. Es Feria de Abril, pero no podemos permitirnos el lujo de desaprovechar una semana. Tiempo habrá después de la ducha de ir nuevamente al Real, para disfrutar de la compañía de los amigos, del cante, del baile, de reírnos un rato. En definitiva, a pasarlo bien. Eso sí, con la conciencia bien tranquila de que, sin renunciar a la diversión, seguimos dándolo todo por el triatlón
Manolo